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nube negra en los pabellones de rematoloicos. En las ventanas de la parte del edificio que
daba al patio, se veían caras asomadas. Eran los locos comunes, que contemplaban
como bobos a aquellas figuras estelares de la institución.
Cramer había pasado buena parte de esas últimas horas con Doc Brannon, analizando
los detalles del asunto del hombre vacío. Ninguno de los dos se había recobrado
totalmente del ataque y ambos estaban agotados. No habían llegado a ninguna
conclusión.
En ese momento descansaba y escuchaba a los que hablaban alrededor de él. En
medio de ese mar de voces percibía frases... palabras, y dejaba divagar su mente. Los
sonidos atravesaban su cerebro como hilos. Hasta que uno de éstos atrajo su atención.
Cramer abrió grande los ojos.
 ¡Ortez!  llamó.
Ortez se acercó y se quedó mirando desde arriba al hombre que estaba sentado.
 Repite esa última parte  dijo Cramer.
 Está bien. Ese astronauta se fue.
 ¿Se fue? ¿A dónde?
Ortez se encogió de hombros.
 Eso es lo que ellos quieren saber.
La 3D de la sala de recreaciones les dio a Brannon y Cramer el resto de la noticia. El
Coronel Harry Gains había desaparecido del Complejo Seis. Estaba presentando su
informe. El Complejo Seis era la Agencia Espacial de los E.U.A., y se hallaba lleno de
secretos. Se habían tomado mucho trabajo para transformarlo en un lugar de máxima
seguridad. Pero Gains había desaparecido, dejando los exámenes por la mitad, y nadie 
ni los centinelas; ni los oficiales, ni los científicos sabía el cómo ni el porqué. Las
autoridades lo estaban buscando. Todo el mundo lo estaba buscando.
 Bueno  dijo Cramer , esto es lo que faltaba.
Brannon gruñó. La sala de recreaciones zumbaba con la noticia.
Una multitud rodeaba la 3D. El asunto de Gains despertaba la curiosidad. Los dos
hombres se alejaron del gentío.
 Nunca van a encontrar a ese tipo: es algo especial  dijo Cramer . Es demasiado
listo para ellos.
 ¿Piensas que se fue de paseo?
 Nadie pudo haberlo llevado a donde no quisiera ir.
 Del Complejo Seis...; creo que seria más fácil salir de este lugar.
 Ojalá tengas razón.
 ¿Sabes con qué te vas a tener que enfrentar  musitó Brannon , si es que llegas a
pasar el muro?
Cramer no dijo nada.
 Este asunto de los rematoloicos tiene su lado oscuro, cosas acerca de las cuales no
sabemos nada y que todavía no hemos comenzado a explorar.
 No hay opción, Doc. Yo creo que es real. Tengo que averiguarlo, ¿comprendes?
Esto último es el colmo. Encaja demasiado bien con lo demás. Siempre pensé que algo
no andaba bien, que había algo que no tenía que ver con el síndrome rematoloico. algo
externo. Pero no había manera de verificarlo, hasta que surgió esto. La desaparición de
Gains no ocurrió dentro de mi cráneo. Doc; es un hecho objetivo. Ocurrió afuera. Y no
tiene nada que ver con nada, ¿no es cierto? Desafía todos los cálculos. Estos muchachos
astronautas son lo mejor de la cosecha. Su lealtad está fuera de toda discusión...; al
menos les han machacado eso en la cabeza. Harry Gains no se hubiera ido así. No
hubiera querido hacerlo. En todo caso, no hubiera sabido cómo hacerlo, una vez dentro
de esa fortaleza. ¿Entiendes a dónde quiero llegar, Doc? Y hubiera sido aun más difícil
que alguien entrara de afuera y lo sacara. Eso ya hubiera sido casi Imposible... Pero si
todo eso no te satisface, sí piensas que eso no es suficiente, déjame planteártelo de la
siguiente manera: Las averiguaciones acerca de este Gains es algo que tengo que
hacer... por sí mismo. ¡Al diablo con los demás! Lo tengo que hacer por mí, Doc, para
saber cuánto me queda de cordura, para saber la verdad.
Brannon inclinó la cabeza.
 Está bien  dijo . Supongo que será mejor que cuentes conmigo.
12
Cramer parpadeó.
Y en ese instante volvió a la realidad: el pasillo oscuro frente al pabellón de comunes;
las escasas linternas con su tenue luz, el enjambre de locos  boquiabiertos, los ojos
redondos, petrificados en su frenesí que estaban pegados al suelo, como si nunca más
fueran a moverse en sus vidas; los guardianes, tendidos en el suelo donde los había
dejado fuera de combate con su neuroinyector.
Todo estaba allí.
Pero no tenía sentido.
La escena parecía una imagen de 3D descompuesta, como si se hubiera desconectado
la banda de sonido explicativa.
Los recuerdos volvían lenta y penosamente.
Parecía como si hubieran transcurrido horas, quizá días. Era una sensación intolerable.
Hubo algo parecido a un chasquido.
Como una rama seca.
Solamente un minuto. El recuento no había tardado más.
Todo estaba igual.
Pero le había costado esta vez. El volver  la orientación le había cojeado como una
pierna quebrada. Había tenido que invertir demasiado esfuerzo, demasiado sudor.
Ahora se lo preguntaba.
A mitad de camino hacia el exterior.
Solamente la mitad.
Era un mal momento para que comenzara a fallar el trabajo de Doc.
Miró aquella multitud de locos.
No podía esperar ayuda de ese sector.
No había manera de activarlos, de meterlos en la refriega. Tendría que dejar a un lado
esa posibilidad. Lo mejor que podía hacer era irse de allí. Ese sector se iba a poner
movido... y pronto. Era posible que ya hubiera salido una señal de alarma de los
pabellones de comunes, llamando la atención, pidiendo ayuda.
Cramer huyó del pabellón, abriéndose camino con la linterna.
Sombras largas bailaban en las paredes, y el pasillo serpenteaba dando vueltas y más
vueltas.
 Cada piso era un mundo aparte, distinto de los demás. Era como un laberinto. Si
lograba llegar hasta la planta baja antes que pudieran hacer funcionar los servicios,
todavía tendría esperanzas de salir.
A ambos lados de él había puertas de habitaciones privadas. Necesitaba una escalera.
Oía ruidos delante de él... Los ascensores: ruidos de puertas corredizas, voces de
hombres. Se metió en una de las habitaciones vacías. Por el resquicio de la puerta vio
pasar cuatro guardianes corriendo. Esperó que se apagara el ruido de sus pasos y volvió
al pasillo.
No estaba seguro de que funcionaran los ascensores, pero sabía que los cuidarían
como oro; cualquiera de las numerosas escaleras ofrecía mejores perspectivas, y en el
peor de los casos, estarían guarnecidas sólo en los lugares más importantes y
únicamente por un par de guardianes, gracias al revoltijo del subsuelo.
Pero se había olvidado del ascensor de servicio. Lento y anticuado, poco menos que
una caja grande, se utilizaba para acarrear objetos voluminosos. Si los otros ascensores
andaban, ¿por qué no el de servicio?
Una inspiración se abrió paso y empezó a dar vueltas en su cabeza. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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