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director del diario La República, pero todo esto no dejan de ser meras conjeturas.
Si está constatado el gran número de inconvenientes de los que se ve rodeado
ante la presión que ejercen los grandes grupos de poder, encabezados por el
Vaticano y Estados Unidos, que no ven con buenos ojos este control de sus actos
y sobre todos los primeros, una amenaza de revelar el infinito número de mentiras
e infundios que han generado a lo largo de los siglos
Traducción:sarlies
Ubaldo Gómez -  La estirpe de Jesús 46
LOS PERGAMINOS
Cuando el cura Saunière descubrió los pergaminos en Rennes-le-
Château, el alcalde le pidió que custodiara los mismos, a lo que aquel se
negó, diciendo que los pondría en manos de expertos que los tradujeran del
latín.
No se sabe donde están ahora dichos documentos, pero es posible que
entre 1960 y 1970, el Priorato de Sión,  filtró dos de esos pergaminos. Se
dice que los originales eran cuatro o cinco.
Incluso se han editado publicaciones con la reproducción de esos dos. Y
se cree que actualmente se hallan en los archivos de los Caballeros de Malta.
En 1967, la publicación de  L´Or de Rennes , por Gérard de Sède, reveló
que la naturaleza del tesoro hallado por el cura, no fue monetaria, sino
 espiritual y que los manuscritos tenían un valor intrínseco.
Parece ser que el pergamino número uno, representaba el mapa de un
 tesoro , por medio de elementos geométricos. El número dos, parece que
solo contenía un amasijo de letras sin sentido, excepto el nombre de Jesús al
comienzo de la primera línea.
El texto legible carece de importancia, pero sí la tienen los caracteres
intercalados que forman la substancia del mensaje codificado. Ni el
criptógrafo más experto ni los ordenadores podrían deducir el texto elegido
por quien codificó el documento.
Los investigadores británicos Richard Andrews y Paul Schellenberger, que
han realizado estudios exhaustivos sobre el tema, ya conocían la leyenda de
que Jesús estaba enterrado en Rennes-le-Château o sus alrededores,
aunque eran escépticos sobre el caso. Entre otras cosas estudiaron el cuadro
 Les Berges d´Arcadie II , que se halla en el Louvre de París, solicitando una
reproducción. También examinaron detalladamente el cuadro  San Antonio y
San Pablo que hallaron en el museo Ashmolean de Oxford, una copia del
cual había adquirido el cura Saunière. El autor del cuadro era David Teniers el
Joven.
De ambos cuadros realizaron estudios geométricos de su contenido. Con
el mismo método estudiaron otro cuadro,  La coronación de Celestino V , que
había sido citado en la mencionada obra de de Sède. Asimismo analizaron
ilustraciones del libro  La fontaine de la fortune , de René d´Anjou (de 1457).
Considerando los pergaminos y las pinturas, lograron una conjunción de
figuras geométricas interrelacionadas: triángulos, cuadrados, hexagramas y
diversos ángulos. Todos ellos constituían datos para llegar a esclarecer la
localización del  tesoro , trasladándolo al mapa de la zona de Rennes-le-
Château.
Había que tener en cuenta, sin embargo, que seguramente existían pistas
falsas y maniobras de dispersión, para que condujeran a la confusión y al
fracaso.
Con todos los datos hallados, aplicados al mapa, llegaron a la conclusión
de que el tesoro se hallaba en el monte Cardou (a unos 5 Kmts. del pueblo),
en una ladera del mismo. Los investigadores citados visitaron dicho lugar, que
les pareció idóneo como escondrijo de un tesoro.
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Ubaldo Gómez -  La estirpe de Jesús 47
Seguramente se había abierto un túnel, excavado en la pared rocosa casi
vertical. Luego, depositado el tesoro, se volvería a recubrir toda la entrada,
devolviéndola a su aspecto inicial-
Sacaron bastantes fotografías del lugar, que más tarde examinaron,
quedando convencidos de que habían encontrado el lugar del tesoro. Pero la
naturaleza del mismo, aún se les escapaba..
Repasaron detenidamente todos los datos de que disponían, visitaron
iglesias, castillos y tumbas de toda la zona. Descubrieron documentos vitales
que corroboraban la presencia de los caballeros templarios desde 1127, año
en que regresó de Palestina el primer Gran Maestre de la orden, Hugo de
Payens.
Otro documento (de 1156), identificaba al sexto Gran Maestre, Bertrand de
Blanchefort, como propietario del castillo de su nombre, situado en una gran
altura. Desde este castillo los templarios dispusieron de un excelente puesto
de vigía de la zona del lugar del tesoro en la ladera del monte Cardou, si es
que ellos tuvieron que ver con su ocultación.
En conclusión, todos los datos de que dispusieron, les llevaron a pensar
que el  tesoro se refería a Jesús de Nazaret.
Pero si realmente se halla en tal lugar la tumba de Jesús, bajo toneladas
de roca, la excavación sería muy costosa e imposible de realizarla sin el
permiso de las autoridades y del propio gobierno francés. Además, se podría
descubrir un cuerpo, pero sería casi imposible de determinar su identidad. La
prueba del ADN no se podría realizar por falta de material de comparación. La
datación del carbono 14, podría decirnos si los restos son de alguien del siglo
I, pero no su identidad.
La famosa túnica o sudario de Turín, datada por el carbono 14 en el siglo
I, muy probablemente ha sufrido manipulaciones.
Si se quisiera realizar la exhumación de los restos mortales,
presuntamente de Jesús, la Iglesia se opondría, ya que lógicamente no los
reconocería, pues según los Evangelios y el dogma de la resurrección, tales
restos no podrían existir.
Asimismo, tal exhumación produciría un caos espiritual y la inseguridad en
la fe de los cristianos de todo el mundo. Pero lo que parece cierto es que el
verdadero mensaje de Jesús se perdió con la resurrección, que constituye el
dogma fundamental de la fe cristiana. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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